Jesús Hermida, que ya tiene unos cuantos años, estuvo bastante digno dentro de su personalísimo estilo un poco pedante y repetitivo, aunque primó en demasía las vivencias personales de los invitados -algunos no habían nacido en 1969, no comprendo muy bien qué pintaban allí-. Lo más interesante del programa fue el final, cuando el propio Hermida -que estuvo allí- se confesó más escéptico que creyente respecto a la veracidad del viaje a la Luna. ¿Afán de protagonismo o un pequeño acto de rebeldía?
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